viernes, 15 de junio de 2012

Pagina 2: Tokuto

Que divertido~: Es todo lo que puedo concebir en la templanza.

El Sol ha salido e ilumina todo el firmamento, momentáneamente y como apenas se está levantando a su trono, el tono aloque que reverbera en el cielo aflora un sentimiento de nostalgia y perplejidad. Ahora mismo mi reflejo es finamente visible desde la pantalla del televisor, dejando como fondo un color azabache: en un periquete comienzo otra ronda con el ‘ignorado’ goce de NASU. Un juego simplista (En un caso muy extremo, demasiado minimalista), un objetivo concreto sin fin alguno más que desperdiciar el tiempo aunque para mi ese recurso me sigue sobrando (Y me importa tanto como saber si tengo un futuro por delante). Un pequeño salto, una larga caminata y el mundo que he vivido ha desaparecido (Por el momento), deseo olvidar aquella pesadilla (Aventura) ya que…; no encuentro lógica alguna para explicar…: creí… pensé que aquella exploración me valdría para aclarar ideas y solo ha aumentado mi inquietud a un nivel inmensurable (Se te está saliendo de las manos). Aquellas imágenes me siguen perturbando, más: ¿Qué otra cosa he de hacer, si no hay más opción que continuar?

Florece el alba así como el susurro del viento, puede ser ferviente para el senderismo o lo justo para solamente salir de tu morada, aunque estos pensamientos son para la gente idealista, soy una persona abierta y realista, todo se emprende por una sola idea, la búsqueda de la “felicidad”, el placer emergente del vivir, el anhelo que da significado esta existencia (¡Mi subsistir!), que a pesar de todo sigo buscando. Hace tiempo escuche decir en la tele esto: “La gente es feliz…, come cuando desee y duerme en una cama caliente. ¡Mirad aquellos que no tienen nada! ¡Estar vivo es lo mismo que la felicidad en sí!”. Me quedé pensando, ¡vivir, es ser feliz? Menuda tontería, si eso es la felicidad, vivimos por vivir y aquello que realmente necesitamos es estar agonizando en este mundo hostil, (¡superviviendo hasta poder morir?) No entendía todo aquello, que cosa tan inútil, para vivir en el lujo ¿dice usted?, entonces discurrí: Yo no necesito de estas cosas.

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Pagina 2: Tokuto

Fue demasiado fácil el bajar contra las escaleras, me pareció algo arriesgado el tener que andar aun sobre la bicicleta, por el único motivo de ir más de prisa, de todos modos sigo en un mundo de ensueño. El ruido inherente de un tren era más perceptible, aunque donde sea que mirara era todo muy oscuro pero percibía algunos tramos, como un laberinto de concreto (Esto será algo problemático).

¿A dónde me llevará este incidente? – Me preguntaba mientras tomaba la primera senda de ‘arriba’, era donde más fuerte se escuchaba el estruendo de los motores eternamente andando… eterno. – Esto es muy extraño – he olvidado cuasi-todo lo relacionado con el mundo exterior más sin embargo aquel sentimiento acogedor del metro era muy difícil pasar por alto, todo el lugar estaba inundado por la melodía del tren en constante marcha, como si no tuviera fin ni principio (Necesitaba comprobarlo). Al llegar al final del camino, esquivando cruces y esquinas me di cuenta que mis suposiciones no eran erróneas, no encontré sitio alguno donde pudiera estar estacionado el convoy. Estaba perdida. – ¡¿Qué hago ahora?! – Seguir andando, hasta donde indiquen mis capacidades. Se supone que un sueño lucido es un universo de posibilidades, (Un entorno donde TÚ eres Dios), más escasamente tengo dominio sobre los sucesos ocurrentes hasta ahora. Sigo recorriendo las orillas de la “habitación”, mi mente me juega pesadas bromas, puesto que logro concernir sombras humanas, – ¿Será posible? (Y ¿por qué no?) – No hay cabida para mi felicidad, (si es que pudiera demostrarlo más seguido). Mientras persigo la única pista que tengo hasta ahora de que es lo que sucede dentro de mí ser, me ilumina una revelación así como el canto de una luciérnaga (tan de pronto que uno no se da cuenta cuando comenzó más nada sorpresivo por lo suave que se funde con el entorno).

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Les sugerimos, a todos los transeúntes, que no rebasen la línea amarilla de seguridad mientras… – Una voz mecanizada y artificial daba las instrucciones de seguridad indiferentemente, era la misma rutina, el miso procedimiento, pero esta vez era diferente. Anticipadamente elijo las estaciones conforme a los horarios del tumulto y estos no choquen con las horas pico, así evito la vergüenza ajena de toparme con la muchedumbre del cual no congenio ni por asomo, pero esta vez era un caso inusual: Había una pequeña niña a mi lado, una infante que arruinaba horas y horas de estudio intensivo para ¡librarme de la gente! ¡De los míseros, asquerosos h…! Era la encarnación de mi fracaso, estaba furiosa y necesitaba expresarlo.

¿Qué tanto me mira? – A pesar de mi furor, estaba estupefacta por la insistencia de la menor en observarme, muy incómoda me sentía. Pobremente había gente, cada uno separado en distancia de un radio no menos de diez metros, – Entonces ¡¿por qué tenía que coincidir conmigo?! – Esa sonrisa ‘inocente’ me era demasiado antinatural, viraba constantemente la cara para que no concordara con la dirección de su mirar, más aun así podía “apreciarla” por el rabillo del ojo. La estación del metros es más amplio de lo que uno imagina y de todos modos la sentía como una pequeña habitación donde con dificultad uno puede moverse. Topándose con la gente como si fueran paredes inamovibles y que te enredaran en pequeños túneles sin encontrar la entrada al metro, – es por eso que odio salir de casa.

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§۩░▒▓ – Di un paso apresurado hacía atrás, casi me caí del biciclo, siendo estampada por la pared de atrás. Aquella mujer que creí humana, no era más que un espectro repugnante, ¡Se le abría el estómago y escupía sangre de él! No me llegué a fijar si seguía una ruta especifica o solo daba vueltas al azar, estaba asustada sin embargo, conforme pasaba el tiempo andaba más despacio, ¿por qué debo asustarme ante estas ‘apariciones’? Es solo un sueño, nada severo ¡una pesadilla que se me está saliendo de control! Necesitaba recapitular todo los sucesos ocurridos hasta ahora, y meterme en la cabeza que todo lo que pasaba en este mundo no es más que imágenes subconscientes de mi cerebro, nada que pueda provocarme alguna herida grave, sea física o… (¿O qué?)

Seguiré dando vueltas – recobré la compostura gradualmente, – una cosa es verdad, todo está en mi mente, codificada pero sigue siendo mi pasado – necesito terminar lo que empecé, además deseo seguir viendo (solo es el mártir de la vida), me es indiscutible escudriñar las doce puerta (podrías solamente dejar de negar~), – Aun hay más “sombras”, – a lo lejos se ocultaban aún más…… de esas cosas. No creo que me tome más de dos noches, (¡déjalo ya por hoy!...)

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Pedimos disculpas por el retraso de la estación, sin embargo por problemas técnicos esperamos que… –me estaba impacientando por lo que a la mera oportunidad, lo aproveché para escapar del paraje. Sin pensarlo estaba en la boca del metro, subiendo a donde estaban establecidos los pequeños comercios, o ese era mi plan. Sin lugar a dudas estaba desierto la terminal, solo unos cuantos ocasionales que miraban sin tocar nada, aún lejos de la estación, se podía escuchar el rugido de los motores, mientras sentía algo arrimarse a la manga de mi chaqueta. Era aquella cría que no me dejaba en paz.

– ¿Qué quieres? – A mi lado tenía un pilar de los que sostenía el techo, lo pulido del aluminio me dejaba entrever que mi rostro se mostraba impertérrita con el contacto físico, pero la verdad era otra, estaba reticente por cualquier acción que hiciera la mocosa así como también esperando una respuesta: repito con el mismo tono – ¿qué quieres?

– Me he perdido… mi mama no llega… ¿me puedes ayudar? – ¿Por qué esperó hasta el último momento? ¿Por qué tuvo que ser yo? Mirando de reojo a los demás semejantes me di cuenta que: o son mayores de edad o su aspecto da mucho que desear, maldigo el momento que decidí salir con mi uniforme. – Ella me dijo que tenía que esperarla, pero no ha vuelto de…

– No… puedo, ¡Me tengo que ir! – La frase terminal lo dije arrastrando cada letra y casi gritándolo, me encaminé con la mente al frente y huyendo de ella, sin embargo pudo volver alcanzarme, rodeando mi cintura con sus dos manos, estaba llorando y temblaba constantemente. He visto casos parecidos, en las noticias mencionas de “abandono de responsabilidades”, padres que dejan a sus hijos a la suerte.

Es por eso que despotrico mi raza, – no podía dejarla sola, me constreñía el corazón, a pesar de mi apatía, tomé de su mano y comencé a dirigirla al otro lado de la zona, sin pasar por las escaleras de subida. Necesitaba asegurarme que la niña estuviera asegurada.

– Jeje~ – se le notaba feliz, su ropa estaba algo sucia además de mostrar algunos rasgones, su cabello pizca grasosa y su cara enseñaba un poco de brillo. No sé cuánto tiempo estaría en la estación sin que nadie se diera cuenta, sin embargo aún tenía la esperanza de encontrar a su madre, solo que la realidad no es de color rosa.

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☼▒▒▓▒ – Nuevamente un chirrido metálico salía de las “bocas” de aquellos personajes, era curioso las diferentes reacciones, más había un acto en común: todos huían de mi presencia al momento de haberme relacionado con… ellos. Como alejándose de mí, temiéndome por una razón inexistente o incomprensible, ajeno a mi persona. Solo sé que esta problemática está enredándome a cada paso que sigo explorando la susodicha habitación, sin lograr encontrar salida alguna más que las escaleras que pasé por alto.

Por lo menos debo de estar segura de no dejar cabos sueltos, – no había nada, nada relevante, por lo que dejé el centro y me centré en las esquinas, comenzando por la inferior izquierda, que es una de las regiones no indagadas (puede que no te guste lo que veas o te haga recordar).

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Una melodía apesadumbrada, más con algo de ritmo, resonaba en la recepción. Mientras veía como terminar con esta historia, mantenía distraída a la infante con una simple pelota de goma en el ínterin que la llevaba a las autoridades correspondientes, para que hicieran con ella lo que se debían de hacer: sea reportarla o trasladarla en un orfanato. No era mi problema cuidar de ella, ni mi obligación ni siquiera una opción.

– Dis… disculpe – no era propio de mi personarme delante de un individuo, pero era insoslayable ya que deseaba despegarme de mis “deberes” – Per… perdone usted – nuevamente me presenté, ya que mi voz parecía perderse con la música. En el recibidor, siempre atendiendo el teléfono local, se encontraba una joven señorita: en el momento que dio crédito a mi presencia, dejó el receptor en su lugar al mismo tiempo que enseñaba una muy reconocible sonrisa fingida, – ¡Que descaro!

– ¿En qué puedo ayudarte? –Posiblemente guiada por el uniforme me haya tuteado sin el mayor asomo de vergüenza, dejando a un lado mi frustración creciente, señalo con la mirada a la niña que se divertía por una insignificante masa de hule. La señorita entendió al instante, entonces es verdad que estas cosas pasan a menudo, – en un momento vuelvo. – Dejando su puesto, se escabulle hasta la habitación de al lado a la izquierda. Por el apuro dejó entre abierto la puerta permitiendo ver a un hombre vestido de incognito que estaba sentado en un sofá, acaparando todo el mueble, era sin lugar a dudas el encargado de estas peripecias, igualmente me enteré que la musiquilla venía de ese lugar.

– No te preocupes, todo saldrá bien, – el súbito parloteo me acoquinó inmediatamente, ¡no había advertido sobre otra persona en la estancia! Un joven uniformado, muy parecido al de alado, estaba concentrado en la feliz ignorante de la vida, para después pasar su atención a mí persona, – es bueno encontrar señoritas así de responsables, – mi cara sonriente debía de ser o muy bien ensayada o él ni siquiera me estaba mirando, ya que en verdad ni deseaba estar en este lugar.

– Me… tengo que… ir – mi “ávida” despedida fue lo suficientemente convincente para liberarme de estas ataduras, poco sabía que aquel delirio no había sino comenzado, inconscientemente sentía una gran zozobra carcomerme el alma hasta el punto de casi tener una ataque de nervios, seguía mi camino desatendiendo esa voz en mi interior. Seguí caminando sin pensar en las consecuencias de mis acciones.

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¿Por qué no me sorprende? – Encontré un acceso a otra parte de la habitación, prácticamente me topé con ella por pura suerte (La oscuridad oculta muy bien las aberturas en la pared). Sin detener mi avance, observo de primera instancia un acaparador, o mejor dicho… – Ky ~ ~ ~ – un grito ahogado, y un pequeño estremecimiento recorre mi columna vertebral, frente de mí se encontraba algo parecido a un humano, aunque la cabeza era la de un ave. Sus ojos desorbitados no me eran de buen agüero, menos aun cuando se alinearon para abarcar un solo punto, a mí. – ¿H…ola? – sonrió un poco y trataba de hablar pero sin pronunciar palabra alguna, la dejé en paz.

Por la sorpresa, había ignorado por completo donde estaba, se escuchaba una melodía melancólica aunque lo más increíble fue ver un canapé ocupado por otro extravagante personaje. Los miré a ambos, nadie hacía nada, ninguno respondía cuando me relacionaba con ellos, era muy “normal” para ser un sueño y aun así no dejaba de quitarme el aliento. Dejándome llevar por la emoción, sigo avanzando hasta llegar a mi próximo destino (La "reservada" habitación de al lado).

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Ya estoy muy cansada para esto – En cada momento mi celular ululaba un fragoroso acorde, cada uno distinto al anterior, como un flautista que apenas y sabe tocar su ingenio. Era mi ♀▓▒۩░, que no me dejaba en paz, tenía al menos veinte mensajes sin responder, demostrando su falta de confianza en mí: desearía decir que también comprueba su preocupación sin embargo era el mismo mensaje de siempre – ¿Cuan…do regresas? – Actualmente mi estrés ha ido en aumento, muy ligado a mi ira, nada salía como “debería” de ser, ¿es que era yo la única metódica? ¿Son todos idiotas que dejan a un lado la lógica y se rigen por sus sentimiento? Todo el mundo está loco, yo solo deseo un lugar, una sola explanada donde sea yo misma, – ¡deseo ser libre! – Ese era el rugido que guardo en mi corazón, un anhelo que jamás se hará realidad.

–… – creí escuchar algo, como alguien llamándome, sin embargo noto que el metro se acerca a gran velocidad, – …~ – una recia ventisca inunda el canal de ferrocarril, dejándome llevar cierro los ojos esperando que las caricias el viento relajen mi angustia y pueda ya salir de esta pesadilla…

mhh, ¿eso no era… una pelota? – Todo pasó muy rápido, un simple objeto había ocacionado una tragedia y ni me había dado cuenta.

ONEE-CHAAA…

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En tal particular lugar angosto y cerrado solo se encontraba un sofá dedicado al único ser habitante del cuarto, una desvariante ambientación se colaba de la boca del misterioso sujeto. El pobre “hombre” cantaba sin dedicarse a observarme, solamente fijo en, lo que supongo yo, descansar. A su lado figuraba una pequeña flauta, sin orificios que permitieran cambiar el tono del sonido, a la vista era una vara hueca con una ranura donde entrara el aire, horizontal ceñida con una salida circular bien definida, probando suerte soplo una sola vez para verificar que servía.

– ♫♪ô♪♪ – una consonante algo interesante, soplando otra vez puedo afirmar que la escala ha cambiado, y así sucesivamente formando una armonía, muy suave más gratificante. Guardando la flauta en algún bolsillo sin ocupar me dedico a inspeccionar, un cuadro más o menos abstracto y colores apenas y un tanto vivos, guardando todo en mi memoria por si me acuerdo de algo o evidencie un suceso en el pasado (Tanto así que no te das cuenta… aún).

Despejando el área, devuelta estoy en el lóbrego laberinto, transitando actualmente y haciendo una remembranza de los caminos que había tomado anteriormente, me doy cuenta que he estado evitando todo recorriendo que diera al lado derecho de la “habitación”, como si instintivamente necesitara alejarme del “peligro” aun así: ¿cuál era la emergencia? Como dije antes, todo es un sueño así que no es necesario el temor.

mhh (¿Tanto así deseas seguir?) – por un error mío, doy una vuelta equivocada para terminar frente a las escaleras. – Intentaré una vez más – decía en cada momento, no daba con la razón por la cual involuntariamente deseara no aparcarme en aquella zona, por lo que era más mi deseo de ver que era exactamente lo que oculta las sombras aparte de una simple flauta. Y cuando estaba por tomar la rendición, se me aparece una abertura igual que la localización del flautín (En cada momento de tu vida has estado ignorando la pequeña voz que susurra a tus oídos, por ello dejemos que el destino se encargue de educarte por el mero arte de la experiencia… no te deplores).

. . .


Estupor, ninguna otra palabra podría describirme, el gruñido de las burbujas de un pequeño lago escarlata entonaba la advertencia de mi subconsciente, el halo que desprendía la superficie estera teñía el aposento de un muy horrido bermellón, lo inaudito era poder escatimar un canapé para sentarse y contemplar aquel espectáculo.

N◙~ – mi interés estaba dividido entre el estanque, de lo que a mi parecer era miasma, y el ente, hendida de la misma acuosidad del pequeño aljibe. Uno podía percatarse de una brecha en la cabeza, donde desbordaba un líquido rojo, por pura lógica cualquiera lo relacionaría con la laguna. Sus “ojos” saltones miraban al vacío, como si la muerte lo hubiera visitado en varias ocasiones, delgados brazos y una figura rectangular, era para mí un objeto sin valor. Un elemento que nadie extrañaría si se perdiera o.

– Fueras arrollada – al dirigirle la palabra miró directamente a mi frente, se inclinó y comenzó a esparcir todo su contenido, sin señal alguna de terminar. Toda esta aventura había sido demasiado expresivo y extenuante, muy turbador para mi gusto y por ahora se ha terminado (Lo estás tomando muy bien♫). Me acomodé indiferentemente sobre el sofá, teniendo la mirada entrecerrada y degustando del acto, evocando aquellas memorias desdeñadas por mí misma, esperando en el silencio soporífero de la soledad por mi despertar.

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Fue un acto reflejo, la niña que acababa de dejar en la estación se había abalanzado a mi persona, pero en el último momento resbala y tropieza por mi pierna derecha cayendo boca abajo sobre los rieles, justo en el instante que el metro pasaba sobre ellos. Los pocos civiles que se encontraban en el lugar miraba escandalizados la criatura que se encontraba en las vías, el cuerpo entero de la niña yacía en el suelo frío, exponiendo la intimidad de su cráneo cercenado. El tren vehiculaba a una velocidad exorbitante, por ello en lugar de mutilar la cabeza de la inocente, solamente la abrió en un golpe limpio. Sentada me encontrada sobre el límite entre el andén y las vías, observando como la sangre fluía del interior hasta el exterior del cuerpo que la contenía, acostada así parecía perdida y algo distraída, no sintió dolor pero eso no quitaba que una vida humana se desvaneció tan pronto sin probar de la vida. Para mí, ella solo era un objeto.

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(Esta vida está llena de coincidencias, muchas de ellas transforman la vida en un juego de la cual la única salida es la locura. Yo no fui la primera ni seré la última).



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Pagina 1: Madotsuki

Me pregunto: ¿Cómo puedo comenzar esta historia?

Sigue siendo muy de noche, la Luna apenas y se ha ocultado tras las mantas grises del cielo, me pregunto: ¿Qué deb…… qué voy hacer de ahora en adelante?, los acontecimientos referentes a mi persona no son tan lejanos, es más sucedieron apenas unos instantes, en mis sueños (Mi mundo). Puedo describir las emociones que recorrieron mi columna vertebral con tanto detalle así como también el sentimiento que me produjo cada uno de los elementos en tales lúcidos lares, sin embargo no sé por dónde comenzar. No, esta vez no tengo un testigo que valide mis palabras, (Esta vez estoy sola), ahora mismo me encuentro sentada frente a mi escritorio con la lámpara a mi lado e ignorando todo cuanto a mi alrededor, como si una niebla densa y oscura cubriera la circunferencia de mi presencia, (¡Basta de rodeos!)... El problema no es mi inseguridad al momento de escribir, mi dilema es redactar para poder darme a entender, a pesar que nadie leerá estas memorias, (Porque nadie debe esperar por este testimonio), más daré lo mejor de mí, para bien o para mal, eso intentaré hacer. Esta es, por completo, la vida que derramo en páginas albugíneas, un memorándum onírico…… (Mi diario de los sueños).

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Pagina 1: Madotsuki

Los sueños son soberbios y, para muchos, incomprensibles, solo basta con tener control sobre uno mismo y podrá ser rey de su propio orbe (o esclavo de su inherente averno). Ahora mismo estoy afuera del balcón, observando un, antes cielo ennegrecido y ahora, fulguroso firmamento. Con mucho “cuidado” me asomo por el borde de las barandas y no logro encontrar su consumación, veo el fin del espacio y me asombro de los marcados confines, esto es… ¡Esto es demasiado! (~hermoso).

Entrando con prisa por el único paso, así me enfrento a mi ¿habitación?, un poco cambiado pero, el concepto es el mismo. Una cama, un escritorio, un librero, una lámpara y una televisión… ¡Hey! ¡Mi consola no está! (Pequeños detalles, nada importantes), me daban a entender que esto era un sueño, sea por qué mi diario no está, la consola ha desaparecido o que al prender el televisor solo sintonice la iris de un fisgón, siempre observándome. Como ya estaba por sucumbir gracias al desasosiego, decido mejor apagar el aparato y seguir con mi camino. Sin inmutarme, a pesar de mi inquietud interna, comienzo con sostener el pomo de mi puerta (¡Por fin!). Nada me detiene, nadie puede entrometerse, doy un giro pausado y descubro lentamente la salida…… apenas y mantengo los ojos abiertos, entrecerrados para no desvelar completamente el paisaje, suponía un gran panorama como aquellas imágenes que guardaba en mi imaginación o alusiones de mi vida anterior: quería que todo se me diera a la mano y esforzarme lo más mínimo que pudiera para descubrir quién soy yo, sin embargo y rompiendo todo paradigma ahora mismo estoy delante de doce puertas más, cada una distinta a la anterior y con un decorado y relieve algo turbador. ¿Dónde estoy? (El Nexo)

¡Hola? – No dirijo palabra alguno, creo que no son necesarias, más esperaba una respuesta a la pregunta “jamás” mencionada, nada. Despacio, me encamino a mirar detenidamente cada puerta, cada entrada a un lugar diferente, necesitaba terminar lo más pronto posible (Ahora es solo un simple deseo contra la “realidad”), por ello fijo el mirar a las dos últimas puertas de este aposento tan reducido. El del lado derecho luce más normal para inducir confianza, pero – ¿Esto no es un sueño? – Claro está que ningún mal saltaría a mí ser o una catástrofe sería desatado en torno a mí persona, aunque lo consideraría una perdía de tiempo, figurando que en este terreno onírico todo no es lo que parece, me seduce la idea que la puerta derecha es la correcta, con más seguridad me oriento a mi elección, puede que más adelante lo agradezca (A pesar que en estos instantes esté maldiciendo mi suerte).

Estremecedor, horripilante, enloquecedor y demás equivalente, esta zona no puede ser descrito pero si el sentimiento que atrae y ese es expectación, vaya lugar acabe llegando. No había direcciones: sentía estar flotando y no había suelo visible solo un cimiento como sacado de los cuadros de Dalí más, a pesar de todo, estaba firme mi caminar y no tenía problemas de estabilidad. Mis aledaños andares estaban compuestos de las losetas más estrafalarias posibles, si me quedaba parada podría jurar que el fondo se movía aunque el “piso” estaba estático, esto es… demasiado ¡extraño! (Y muy familiar).

Necesito moverme – el suelo se sentía extremadamente peculiar, cada loseta daba un sonido diferente al andar sobre ella, cada una de ellas mantenía una textura fuera de lo común, parecían estar dispuestas al azar, sin embargo mientras más deambulaba, notaba líneas rectas o círculos cuasi-perfectos, (Dibujaban una figura imaginaria). Seguía en muchas ocasiones patrones de mosaicos, creyendo que formaba un camino, rodee la misma “imagen” más de seis veces, lo único rescatable fue encontrar un baño para mujeres, no logré divisar nada más. – Esto es aburrido – ¿así serían las demás “estancias”? ¿Con esto tengo que lidiar en cada momento? Creo que estaba mejor encerrada en mi habitación, sin embargo y cuando estaba por tomar la vereda devuelta a la puerta, a lo lejos noto algo extraño, la senda que supone lleva a un baño público es en realidad otro “camino de Nazca”, casi corriendo me disparé a recorrerlo, más me cansaba en cada instante, como si la atmosfera de este mundo sea más pesada de lo normal o me obligue a solamente caminar. – Necesito un descanso – dolor físico no sentía, de todos modos una pequeña presión en la cabeza estaba acabando con mis ánimos, una vez de haber recobrado la estabilidad mental requerida seguí con mi misión, averiguar que está sucediendo en este lugar.

Algo me ha estado llamado desde hace un rato… (Un zumbido en mis oídos susurraba una cadencia sofocante), tuve que aguantar mis ganas de tener que gritar, puesto que las losetas nuevamente estaban distribuidas hasta abarcar un terreno más amplio, no sé, creía que se concebiría un portón u otra entrada como eso de subir niveles, pero nada. Logrando sacar la paciencia de mi subconsciencia, cometo el mismo ritual, rodear la figura hasta encontrar otro patrón u otro camino que explorar pero no tomó mucho tiempo antes que mi atención fuera desviada por otra situación (A lo lejos oteo un elemento necesario para el viaje). Rodeado por esas losetas tan extravagantes, estaba parado ahí mismo una bicicleta. Acercándome con la mayor rapidez posible, me detengo al frente de aquel incitante artefacto, sin darme cuenta caigo en la tentación que querer usarlo, cansada de estar siempre andando y con una velocidad que en verdad exaspera. No demoro en darme cuenta que gracias a la ayuda del vehículo mi velocidad es al menos el doble de rápido que cuando andaba de pie, así ahorraré más tiempo, siguiente parada regreso a la raíz de los mundos, (¡Aún falta por explorar en este cuarto!).

¡Pero qu…! –Subiendo de donde estaba la bicicleta se encontraba algo parecido a un ascensor – ¿subterráneo? – Lo dudaba, más estoy en un lugar fuera de la realidad, donde los límites y las fronteras entre la imposibilidad y la fantasía se funden hasta no saber cuándo pasamos de un lado al otro, – solo hay un modo de saber que es – ignorando que al lado derecho estaba mi salida sigo ascendiendo hasta tener el elevador delante de mí. Muy desconcertante el hecho que ese “cubo” me vaya a llevar algún lugar de importancia, dispuesto a regresar escucho el sonido indiscutible de un tren, no había cabida para la duda, – ciertamente es algún tipo de metro – por fin había salido al “exterior” (Puede ser), en solo unos segundo ya tenía las puertas corridas esperando a que entrara al elevador, sin mucha demora obedezco aquel instinto de aventura (Lo confundes con el de tu subconsciencia, pero dejemos al lado esos problemas). Al ver nuevamente las puertas abrirse y salir para observar el nuevo ámbito, noto dos escaleras eléctricas, uno bloqueado y otro direccionado a más abajo, no me queda otra opción que seguir bajando.

(Comienza a ser divertido, empieza a ser lógico)

Yume Nikki: The Fic

Prologo


¿Hace cuanto tiempo que ha pasado?, cuantos segundos se han desperdiciado. Enumerando las motas de polvo que pasan frente a mis ojos, despotricándome; aquellas minucias insultando mi impotencia, aunque puede que tengan algo de crédito: ¿Me creerían si les digo que por acto reflejo no puedo abrir la puerta de mi cuarto? Maldita sea mi debilidad, llevo varios días sin poder dormir y estoy con mis últimas fuerzas, no recuerdo mi pasado ni comprendo el presente que se me abalanza constantemente, todo lo que tengo es un diario que no hay nada escrito en ella. Necesito salir de aquí (¡No te engañes!).

~*•_◘ – Otra vez, escucho sonidos incomprensibles al otro lado de mi prisión (De mi templo), de momento me levanto y freno mi andar al estar cara a cara con la entrada tapando mi camino. Cierro los ojos, suavemente dirijo mi mano avante hasta tocar algo frio y redondo, feliz por mi victoria, ¡giro rápidamente lo que creo que es el pomo de mi puerta! ¡Descubro mi ceguera para poder contemplar el exterior que tanto he añorado Y y!

Era otra vez mi estúpida imaginación, en ningún momento había levantado mi mano, en ningún momento había estado cerca de la puerta (El infierno), solo había tomado la decisión de salir a tomar el aire desde mi balcón. Admirando el cielo negro encapotado, con apenas la visibilidad suficiente como para filtrar la luz de la luna (Mi fiel confidente). Reflexionando cuanto todo lo que sucedió hoy en día, era mentira lo de mis intenciones de querer salir, no necesito del mundo exterior (¡No deseo esa realidad!). Siento el viento mecer mis trenzas, respiro la fragancia de la noche, me da fuerzas suficientes para iniciar una aventura (La exploración de mi alma).

☼♀‼↓◄ – Esta vez no es uno sonido suave y melódico, sino un ruido estridente, como el chillido de un florero al momento de chocar contra el suelo, pero sé que es mi imaginación… jugándome una broma (Si no pensara de esta forma, ya estaría loca). Me acomodo en mi humilde catre y espero a que el tiempo pase, solo unos pocos instantes para comenzar a rememorar aquel pasado que he olvidado (Negado).

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Lost Judgement

Fanfic del afamado juego, y subcultura japonesa, Touhou. Espero que lo disfruten
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El silencio es sofocante…

A pesar de los gritos provenientes de los grillos y las cigarras, sin importar el llanto del viento sobre las ramas o aun tomando en cuenta el lamento de los sapos escondidos entre la hierba, el ambiente sosegado del bosque me irritaba, invitándome a derruir esta calma efímera…… se escucha pasos suaves sobre la tierra lodosa, una pequeña silueta negra sobresalía del matorral, le siguió un estallido, corto aunque considerable. “Ah~ mucho mejor”, los youkais que estaban en las continuidades empezaron a alborotarse, algunos de las lejanías se conglomeraron, pese a que rehuían instintivamente el bosque mágico, solamente para saber que había ocurrido, el caos nuevamente gobernaba la noche.

No tenía nada mejor que hacer, apenas unas cuantas horas pasaron desde que terminé de ‘concebir’ a mi última muñeca. Un diseño muy extraño incluso para mi, cabello canoso, peinado desordenado y para variar una cola de caballo malogrado. Su vestido constituía de una sola pieza marrón, cubriendo en su totalidad brazos y piernas. El rostro se componía de parpados bien cerrados y ‘una sonrisa al final de su vida’. Reí. “¿En quién me inspiré?” No lo sabía, ignoraba el estro que esbozó su figura, tal gesto en su cara, esa pequeña sonrisa que denotaba algo de felicidad combinada de anhelación, me fascinaba. Me extasiaba ver, lo que sería hasta ahora, mi obra maestra. Tomándola con sumo celo en la cintura, bailo con ella por todo mi cuarto desordenado, de pronto un sentimiento me invadió…

El silencio volvió a gobernar… no, eran mis sentidos que estaban fallando. La oscuridad se deslizaba entre los rincones de la habitación, ocultándose de la luz. La reina de la noche, la Luna, se encontraba mirándome de frente a través de una ventana abierta desinteresadamente. Mi muñeca, mi preciosa obra, le daba la espalda. El esplendor del astro, hacía resaltar cada detalle de mi nueva integración. Podía verla, podía admirar esa postura, estaba recordando, ¡era la melancolía quien me daba batalla en este momento! “Mi… hija”……

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No recuerdo cuando fue…, he olvidado en que momento me obsesioné con las muñecas, comenzó volviéndose tan natural en mi vida que esa información no era demasiado relevante para ser ‘rememorado’, aunque eso no significara que no pensara en ello en ciertas ocasiones. De hecho, en pequeños, aunque prolongados momentos, no me dejaban dormir.

– Kochoumugan, – decía la enigmática doctora, con su singular sonrisa estoica, al entregarme tres píldoras rojas en la mano, estaba nerviosa, y debería de estarlo, – te ayudará a tener ‘dulces sueños’, como dicen los humanos de la aldea, – una droga tan poderosa que sin el debido cuidado puede sumirte en un sueño profundo del cual nunca despertarás… ¿No es lo mismo que estar muerta? – No deberías de preocuparte, bajé la potencia de la misma y sus efectos secundarios son reversibles, siempre y cuando escuches mis concejos.

– Una pastilla para una sola noche, ¿no es así? – sonrió nuevamente, no tenía nada más que hacer así que di el importe suficiente y me levanté tan pronto como pude, para salir sin esperar preguntas, ese era mi plan más nadie programa errores.

– Sé que no es de incumbencia y no te atrasaré en esta noche tan hermosa… pero debo decirte que esta ‘medicina’ no te ayudará a olvidar aquello que ya ha sido manifestado. – Hice como si no me impactara sus revelaciones sin embargo mis piernas flaquearon por un leve instante que creí volverme a desmayar.

– Gracias por todo… – no miré a su cara, seguramente ya esperaba eso, no deseaba que mirara más allá de mi alma.

Una vez que mi vista no se veía bloqueada por gruesos y frondosos bambúes, dejé de caminar para salir corriendo, no sabía que fuera demasiado predecible, ¿en verdad mi vida puede ser descrita por solamente una mirada a mis ojos?... “¡No! Ella no es humana y yo……” Yo ¿Yo, qué soy? Sin importar que fuera humano, youkais, yuurei o un simple insecto, ¿realmente soy tan débil como para que mi vida se vea reflejada en mi cara?... “¡No soy una cobarde!

– “… No, claro que no lo eres.

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Hace tres horas que me había tomado una píldora, faltaba media hora para que amaneciera. Mi casa hecha un desastre, pedazos de vidrio cayéndose lentamente del marco de un espejo, pequeños rastros de lagrimas surcando mis mejillas, y aquella muñeca, con una expresión impoluta en su cara. Reí nuevamente. Ganas no me faltaba para tomar las dos píldoras restantes… deseaba desaparecer… negar la realidad. Alzando mi mano derecha en seña de cubrir la luz del Sol en mi cara, las pastillas brillaban tenuemente como incitando a ser tomadas. “Bueno, no es que tenga algo que me ate a este mundo…

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– Madre, ¿qué es eso? – Aun teniendo los ojos cerrados, puedo vislumbrar sobre mis parpados un intenso fulgor, más este era rojizo más o menos aloque.

– Una mariposa – tenía curiosidad de saber que estaba ocurriendo a mí alrededor sin embargo, los sentía algo pesados, mis parpados, aunque podía escuchar con claridad a dos personajes que estaban con ella, entonces ¿Por qué no la ayudaban?

– ¿Y eso?

– Una flor de sakura, – ¿estaba en el exterior? Si era así, ¿Cómo había salido? ¿Alguien me había sacado de mi guarida? Eran demasiadas preguntas las que circulaban en mi cabeza, agrupándose entre las más urgentes a ser respondidas y las triviales que ni siquiera necesitaban mención… de todos modos, una de estas cuestiones, pertenecientes a la última asociación, me golpeaba insensatamente mi consciencia… “¿Por qué aquellas voces me resultan tan familiares?”. – Alice no deberías jugar con tus muñecas mientras estemos comiendo.

Todo se detuvo, o mejor dicho, deje de respirar y sentir pulso. Antes de caer rendida por la oscuridad pude ver una escena que creí haber sido acribillada por mi necedad. El Makai, mi hogar…, mi verdadero refugio. Antes del gran incidente que me ayudó a decidirme seguir mi propio camino, en el tiempo que lady Shinki me acobijaba bajo sus alas, protegiéndome de cualquier ser o cosa que osara ponerme un dedo en contra mía. Me pregunto, me he preguntado ¿No soy yo una muñeca creada por mi lady Shinki para satisfacer todos sus deseos?, pero ¿por qué me dejó ir? Su expresión… ya lo recuerdo… no había lagrimas ni un llanto, solamente una sonrisa de felicidad al ver a su hija crecer y ser feliz por sus propios méritos… No era una muñeca… no era un juguete para su diversión… ¡Era su hija y ella era mi madre!... ¿Era? Entonces “¿Ya no lo soy…, ya no es mi…?

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¡¡¡ALICGR!!! – Ese maldito estruendo me despertó… pero creo que le debería de dar más importancia al golpe de mi cabeza – ¡Demonios! Ten más cuidado.

– ¡¿Me culpas a mí?! De todos modos ¿Qué haces arriba de mi cama? – Marisa, ¿quién más podría ser? Por el creciente moretón y migraña, he olvidado que estaba soñando, despejando la mente mi mirada se centra en la vista de aquella ladrona empedernida, algo andaba mal. – ¿Qué sucede? – Esperaba una respuesta, no un súbito estirón de parte de la rubia, estaba por alegar cuando me encuentro en medio de un desorden… además de que estaba en la sala no en mi cuarto.

– Erin me habló hace media hora, que tal vez necesitaras ayuda… ¿Qué sucedió aquí? – Pese al suplicio que estaba pasando mi cabeza, esta empezó a evocar trazos de lo que aconteció en la madrugada.

– Nada importante… ¿solamente eso te dijo? – No deseaba responder a preguntas y menos de Marisa, además necesitaba saber que tanto sabía era selenita.

– Bueno… dijo que “tal vez mi pequeña inaba se había equivocado al medir las dosis” o algo así. – Mentirosa, aunque gracias a ello sigo viva, – y bien ¿en que necesitas ayuda? – Creo que ver como reinaba la anarquía en mi casa no era suficiente para despertar su interés, ya me estaba dando una idea de como sería su… ‘choza’ por así decirlo.

–… Necesito… que le des un recado a Reimu, – tal vez fuera una coincidencia o quizás el destino, no lo sé, más no puedo estar postergando este tema por mucho tiempo…

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– Cuando era una niña… creía que ese árbol era el más grande del mundo – delante de mi, a unos cuantos pasos de distancia, se encontraba aquella que había cuidado de mi, sabía que no era su verdadera hija, estaba enterada que el Makai no era el lugar donde había nacido, sin embargo e ignorando tales nimiedades tan insignificantes como un grano de arena… me acerco a ella, decaída. Su expresión no ha cambiado por los años, mi voz palidece más no mi determinación – hola... mama. – Había olvidado cuan cálido era el pecho de mi madre.

Sentado en el olvido de mi Señor


Bienvenido sea a este espacio olvidado. De aquí en adelante, usted será mi invitado, daré mi mayor esfuerzo para que disfrute lo más que pueda de mis relatos, sueños y pesadillas, todas las cuales se quedarán abandonados una vez que muera, por ello deseo pasar este legado. Espero que el sitio sea grato a su persona, no obstante y muy a pesar de mi insistencia por servirle, puede que ese no sea el caso, así que me disculparé ahora mismo por ello… lo siento mucho. Pase usted primero, querido visitante.